Creo que de vez en cuando el acto de entrega voluntario a si mismo, a otro/a, a la patria, Dios u a otra entidad, puede ser un acto de sumisión pero también un gesto de pertenencia o creencia, no en algo superior a mi mismo sino en mi mismo y en lo humano en todas sus facetas.
de tu pensar y de tus gestos.
Dejarse y ser estrujado de los enseres de mi alma es estar dulcemente adormecido,
atrapado por tu sinceridad afrodisiaca.
Mis sentidos se acuestan con el viento del perfume de tu cercanía,
encontrándome con la nirvana de mi propia conciencia.
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